No hay salud, sin salud mental
octubre 11, 2023 por EL PERIÓDICO DE LA PSICOLOGÍA
La salud mental es un estado de bienestar, que permite a las personas hacer frente a la situaciones de estrés en la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender, trabajar y contribuir. Actualmente, muchas personas manifiestan problemas de salud mental de vez en cuando. Pero un problema de salud mental se convierte en una enfermedad
mental cuando los signos y los síntomas se hacen permanentes, causan estrés y afectan la capacidad de funcionar normalmente.
Enfermedades mentales, algo más que dolor físico. La salud mental y física se relacionan debido a que cada una de ellas influye en el ser humano en una mayor o menor medida. Una mente saludable hace que el cuerpo funcione mejor y a su vez
un cuerpo sano genera bienestar emocional para evitar enfermedades.
Realizar actividad y ejercicio físico es fundamental para promover un estilo de vida sano y evitar factores de riesgo en enfermedades físicas y mentales. Está comprobado que durante el ejercicio, el cerebro secreta sustancias como la
endorfina y dopamina, que actúan en los receptores opiáceos del cerebro, lo que genera una sensación de bienestar, y contrarresta los niveles de cortisol que es el encargado de responder ante el estrés, uno de los factores para desarrollar enfermedades del corazón, por ejemplo.
Los trastornos mentales no tienen una única causa y hay diversos factores que pueden influir en el riesgo a sufrirlas. Algunas son:
Los genes y la historia familiar de la persona. Antecedentes de ansiedad, estrés o si ha sufrido abusos durante la infancia. Factores biológicos, como desequilibrios químicos en el cerebro. Haber sufrido alguna lesión cerebral traumática. Consumo de drogas. Sufrir alguna enfermedad importante, como el cáncer. Sentirse solo o aislado.
Diversos estudios han demostrado que la genética desempeña un papel en muchos trastornos mentales. A menudo, estos, se producen en personas cuya composición genética les predispone a dicho tipo de trastorno. Esta vulnerabilidad, combinada
con las tensiones de la vida como, por ejemplo, las dificultades familiares o laborales, pueden conducir al desarrollo de un trastorno mental.
Casi el 50% de los adultos padecen uno, en algún momento de su vida. Más de la mitad de estas personas experimentan síntomas graves o moderados.
Aunque se han logrado extraordinarios avances en la comprensión y el tratamiento de las enfermedades mentales, el estigma que los rodea aún persiste. Las enfermedades mentales se interpretan en ocasiones como una entidad menos real o
menos legítima, que la enfermedad física.
Como decía, por costumbre o por falta de visibilidad de la salud mental, no actuamos igual cuando tenemos problemas físicos o mentales. Cuando nos duele algo, aguantamos el dolor, pero siempre que consideramos oportuno acudimos al médico sin pensarlo. Sin embargo, cuando no nos sentimos bien mentalmente, intentamos solucionarlo por nosotros mismos, sin apenas contemplar la posibilidad de poder acudir a médicos especialistas que nos puedan ayudar.
Actualmente, después de vivir la fase Covid, la población en general desea mirar hacia delante y dejar la pandemia atrás, como si se tratara de un mal sueño.
El empeoramiento en los jóvenes y adolescentes y una mayor tendencia a sufrir problemas psicológicos, es una de las consecuencias más visibles después de la pandemia.
María Miret Donato. Editora y redactora
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