¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro?

Un trabajo experimental muy reciente ha demostrado la sinapsis de las neuronas al utilizar una dieta suplementada con flavonoides y ejercicio físico. Todo apunta, pues, a que un descenso en la ingesta total diaria y cotidiana de calorías, junto con una buena actividad física, intelectual y social sirve claramente para enlentecer el declinar de los procesos mentales durante el envejecimiento y aminorar el riesgo de la demencia.

La conclusión final, pues, es que la adopción de estas claves como hábitos nuevos pueden conducir no sólo a ralentizar el envejecimiento del cerebro, sino también a un alargamiento de la vida misma. En este contexto resulta interesante un estudio publicado por la prestigiosa revista Science, donde se señala que si la población que ahora tiene 50 años y una expectativa de vida de 81 se curasen todas las enfermedades importantes que nos azotan, como son las del corazón y el aparato circulatorio en general, todo tipo de cánceres, accidentes cerebro-vasculares, neurodegenerativas y diabetes, estas mismas personas podrían alcanzar la edad de 96 años. Pero sólo, sigue señalando Science, el alargamiento añadido del proceso “en sí” del envejecimiento podría permitir vivir otros 20 años más, es decir, tener una esperanza de vida de 115 años.

Los cambios de vida y sus beneficios como, aumentar el ejercicio físico a nivel moderado contrarresta el estrés de la vida diaria y es protectora frente a los procesos de demencia y que ello se potencia sobremanera si no se fuma. Ser sedentario y fumar aumenta el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. La obesidad es también un factor de riesgo y se correlaciona con un declinar acelerado de los procesos mentales con la edad. Comer menos, tomar proteínas cuya fuente principal sea el pescado e incrementar el consumo de verduras y frutas y el de grasas poliinsaturadas como el aceite de oliva se postulan como agentes protectores frente al deterioro mental. hoy, además, sabemos que todo ello potencia los efectos beneficiosos del propio ejercicio físico. Es más, el ejercicio físico diario facilita un buen sueño nocturno, reparador, complemento necesario de ese buen envejecer. Y todavía más. Hoy se piensa que os efectos conjuntos de la dieta y el ejercicio físico bien pudieran ser aditivos y sinérgicos a través de la activación de vías intracelulares comunes a ambos.

Miguel Delibes señalo que “la medicina ha prolongado nuestra vida, pero no nos ha facilitado una buena razón para seguir viviendo”. Quizás sea este el gran reto del futuro. Quizás sea también este el momento de empezar a pensar en ello.

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