Depresión, nerviosismo, ansiedad y ataques de pánico

Pocos saben cómo tratar los problemas emocionales. Algunos creen que estos problemas son signos de debilidad.

Los trastornos mentales y emocionales son reales y no necesariamente se pueden curar con intervención terapéutica. Los antidepresivos no son una cura. La mayoría de terapias disponibles se orientan a normalizar en base a lo que la sociedad considera normal, aunque están apareciendo sistemas más holísticos e integrales que tratan a la persona como un todo, reconociendo en cada uno de nosotros un único individuo, con sus necesidades específicas.

Uno de cada veinte adultos padece depresión clínica y según el doctor Christopher Murray, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Las grandes depresiones se están convirtiendo en la segunda enfermedad más debilitadora. Un 15% de los pacientes más graves acaba quitándose la vida; las dos terceras partes contemplan la posibilidad del suicidio.

La depresión es la mayor causa de sufrimiento del mundo. Es una dolencia del alma y los medicamentos no pueden sanarla.

Existen muchas causas medioambientales y biológicas para la depresión y es muy importante tenerlas todas en cuenta. Cualquier desequilibrio en las hormonas puede generar cambios en el estado de ánimo. Los efectos colaterales de los medicamentos pueden alterar el equilibrio, al igual que la exposición a determinadas sustancias.

La palabra depresión procede del latín deprimo, que significa “apretar hacia abajo” o “apretar debajo”. La causa profunda procede del estrés, u obedece a sentimientos profundos reprimidos y a traumas sin resolver. 

La depresión implica una pérdida de energía que hace que el cuerpo parezca pesado, quede aletargado y perdamos interés. Esto suele implicar que bajo del aletargamiento subyacen sentimientos inaceptables que quedaron reprimidos. Estos sentimientos pueden manifestar sensaciones de infravaloración personal, o de sentirse no aceptado, en completa soledad y de incomprensión. También puede que haya sentimientos de vergüenza o culpa del pasado, tal vez originados por malos tratos padecidos, por unos padres dominantes o muy exigentes, por la pérdida de un ser querido, o por una relación de pareja rota. Con dolor latente, ira o rabia. Estos sentimientos pueden ser tan poderosos que resulta imposible asumirlos conscientemente. Por lo que los almacenamos en el desapego y la depresión.

Muchas personas mayores se deprimen ante la simple idea de lo que les depara el porvenir, la soledad y la muerte. Sin sentido, la vida no tiene razón de ser.

La depresión es una forma de entregarse sin morir, es un grito de ayuda silencioso. Es un sentimiento oculto de pedir atención y amor.

Pero, solo nosotros mismos debemos dar los pasos hacia adelante. El ejercicio es un elemento vital. No obstante, la depresión no sólo deprime la mente, también el cuerpo se deprime, limitando sus movimientos. En muchos casos de depresión hay una amplia variedad de síntomas físicos, como el agotamiento, el insomnio, los dolores de cabeza, la falta de apetito o la gula, o el estreñimiento.

Los medicamentos antidepresivos pueden ayudar a reequilibrar la bioquímica del cerebro, pero si elige este camino, procure tener muy presente la conveniencia de observar las causas, con la ayuda de una psicoterapeuta.

El Nerviosismo y ansiedad denotan falta de autoestima, de autoconsciencia y de conexión, razón por la cual sufres un desarraigo dentro de tu propio ser. Esto genera un miedo nervioso hacia los demás, como si se tratara de un aviso de que el mundo no es un lugar seguro, y que muchas veces, no tiene base real. El nerviosismo extremo está a menudo asociado con el estrés intenso, pero también con la ansiedad asociada al fracaso o a la pérdida. El nerviosismo y la ansiedad prolongados, crean un ciclo de tensión en el cuerpo, lo que te predispone a padecer tensiones musculares, rigidez, trastornos alimentarios, palpitaciones, respiración acelerada, sudoración excesiva y dolores de cabeza. Aprender a respirar más profundamente y a relajarse, será un paso esencial.

Los ataques de pánico se producen cuando tu fuerza y tu capacidad de resistencia se ven mermadas. El miedo desborda el sentido del equilibrio y la capacidad de raciocinio, y ya no puedes ver que el miedo es irracional. Sencillamente domina toda tu mente. Algunas personas sufren ataques de pánico hasta el extremo de no poder salir de casa por miedo. Esto obedece a sentimientos de infravaloración, de desamparo y de vulnerabilidad, así como a un incremento del estrés y a la incapacidad de hacerlo todo. Lentamente, pierdes contacto con la capacidad de entendimiento y de tener perspectiva, como si dejaras de estar dentro de tu cuerpo, lo que se convierte en terreno abonado para que el miedo se instale. Es posible superar el pánico, mediante técnicas de respiración, dado que la respiración vuelve a calmar tu cuerpo.

Siempre bajo prescripción y control profesional.

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